Desde el siglo XIV, consta documentado en Utiel un enfoque comercial de su producción vinícola, con una elaboración superior a su demanda interna que le permitía exportar a los pueblos circundantes, que en líneas generales eran incapaces de autoabastecerse. En el siglo XVIII las plantaciones se multiplican, se horada el subsuelo de la ciudad con cuevas-bodegas, se instalan a partir de 1772 actividades industriales como eran las destilerías de aguardiente, así como el germen de un amplio sector lúdico que se aprovechaba de un precio del vino competitivo (2 reales la arroba frente a los 4 reales que podía alcanzar en pueblos vecinos). Toda esta tradición vinatera le permitiría a Utiel tener una ventaja que aprovechó en el siglo XIX, cuando las crisis del viñedo francés (oídium y filoxera) exigió a los mercados internacionales a demandar vino español. De este modo, se desarrolló entre 1840 y 1950 la Edad Dorada de Utiel, una dulce etapa de la historia local que irradió a toda la comarca y definió su actual situación socioeconómica
El “Brutalismo” o “arquitectura brutalista” es un estilo arquitectónico que surgió dentro de la corriente del racionalismo o Movimiento Moderno. En la segunda mitad del siglo XX, en España con especial auge durante el “Desarrollismo franquista”, este movimiento proliferó con una estética marcadamente diferenciada por su uso visual del hormigón.
En nuestro país se acaban de entregar unos de los galardones musicales más importantes, Los 40 Music Awards, se premian los logros y excelencia musical, variadísimos los premiados, igual que las emisoras de mi coche, mucha música, muchos gustos, al final como todo en la vida, variedad que en ella está el gusto.
Todo es compatible, pero es necesario saber el qué se celebra y por qué, sin duda las tradiciones también son historia y la historia es imprescindible, para ateos o creyentes, cristianos o no, que no se deje de saber, de leer y también, ¿por qué no? de disfrutar una buena fiesta disfrazada de Maléfica.
Las Casas y Los Corrales nacieron en la Baja Edad Media como una serie de casas de labor y corrales al norte de la Dehesa del Ardal. El reparto de esta propiedad comunal en 1789 apuntaló ambos núcleos como centros del proceso de colonización agrario, compartiendo tenencia eclesiástica propia desde 1799. Un apogeo reflejado en el valor artístico de sus dos iglesias neoclásicas, San José y San Pedro, y que durante todo el siglo XIX iría en ascenso gracias a la expansión vinícola.
Fiestas de los pueblos o pueblos en fiestas, anhelo de los que están todo el año viviendo en él y mucho más de los que pasan esos días descanso, volviendo al cobijo de lo de siempre, con la intención de ver a viejos amigos, de bailar en una verbena o algo mucho más sencillo, como puede ser cenar en la plaza con los vecinos, mientras corretean los niños y suena música de fondo.
Todos sabemos que España tiene un problema energético crónico, consecuencia de la falta de recursos “tradicionales” (petróleo, carbón, etc.), la escasa innovación y desarrollo de tecnologías enfocadas a nuestras necesidades, y una mediocre política exterior incapaz de asegurar fuentes de energía estables y económicas. Una situación que lastra la competitividad de nuestro país, tanto desde una perspectiva de la vida de las familias como de la empresa privada.
Hace unos días se convocó la ocupación de terrazas con mobiliario de bar para la Alameda, recuperando muy acertadamente el nombre de “Cafetines de la Alameda”. Anterior a este acontecimiento algunos ya habíamos manifestado la importancia de potenciar dicha denominación, pues aunque la sociedad local actual lo había prácticamente olvidado, definía a la perfección un símbolo de nuestra identidad y forma de ser. Nos referimos a la muy viva pero desvalorizada “cultura utielana del café y cafetín.
El objetivo de hoy es tratar la drástica ruptura acaecida en los últimos seis años respecto a esta dinámica de desarraigo y desvalorización de la cultura utielana. Pues con anterioridad, entre la inmensa mayoría de la ciudadanía reinaba el desconocimiento al respecto de su historia, su patrimonio o su singular identidad. La tan escuchada frase: “En Utiel no hay nada que ver.”