Trenes por Utiel, querer y no poder

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2.Puente Cuenca Utiel



Cuando en 1885 llego el ferrocarril a Utiel con la inauguración de la línea que la comunicaba con Valencia, ya mostró importantes carencias. En primer lugar, porque venía con medio siglo de retraso. Este revolucionario medio de transporte de la industrialización, había llegado a España en 1837 con la línea La Habana-Güines (porque sí, el primer tren español se inició en Cuba), no llegaría a la Península Ibérica hasta el Barcelona-Mataró en 1848, y la comunicación de Madrid a Valencia haciendo un considerable rodeo por Almansa, se retrasaría hasta 1868. En segundo lugar, porque el proyecto quedó inacabado. Cuando en 1883 empezaron las obras, el objetivo era unir Valencia, Cuenca y Madrid con ramales que llegaran a Teruel y las minas de carbón de Henarejos (Cuenca). Sin embargo, los gastos de las infraestructuras en el Puerto de las Cabrillas agotaron el presupuesto con tan solo finalizado el tramo Valencia-Utiel. Aunque en realidad no estaba ni siquiera acabado esa parte, pues entre Siete Aguas y Buñol seguiría siendo necesario hacer un trasbordo en dirigencia tirada por caballerías hasta 1887.


A pesar de estas limitaciones de origen, la llegada del ferrocarril a Utiel remataría el proceso de industrialización y desarrollo comercial empezado con la expansión vinícola. Lo cual daría la etapa de mayor esplendor económico de la ciudad en toda su historia, su Edad Dorada. Por lo tanto, no tardarían en plantearse proyectos de continuación, así como nuevas líneas que buscaban potenciar el polo de desarrollo constituido. Entre ellas sobresale la línea Baeza-Utiel, parte de un ambicioso proyecto que buscaba comunicar de forma directa Andalucía con Francia sin necesidad de pasar por Madrid, Barcelona o Valencia. Las obras del Baeza Utiel empezaron a ejecutarse en 1926, e incluso se llegaría a proyectar su continuación, la línea Teruel-Utiel en 1932, pero ambos quedarían paralizados ante la inestabilidad política y económica de esa década. Finalmente, en 1984 el Consejo de Ministros abandonaría oficialmente la ruta. Creo sinceramente que nadie de nosotros llega a imaginar el impacto positivo que podría haber ocasionado un nudo ferroviario que comunicara directamente el centro y sur peninsular con el Mediterráneo y Europa. Por su parte, el tren directo de Madrid a Valencia inexplicablemente tardaría 62 años para ser una realidad. Nuevamente llegando tarde, el 1947, con una situación socio-económico que comenzaba a abandonar este trasporte a favor del automóvil.


En definitiva, a pesar de los buenos augurios que siempre ha presagiado, el peso del tren en Utiel y su comarca diferiría mucho de lo que sería finalmente. Los sueños no se han hecho realidad; se ha querido, pero no se ha podido.


Por desgracia, la actualidad no es distinta. Una red homogénea y eficiente de trenes (alta velocidad, media distancia, cercanías, metro) podría ser una herramienta esencial para la cohesión territorial, la diversificación económica y una movilidad humana bidireccional. Esa ha sido la apuesta exitosa de Alemania, Japón o Reino Unido, y el rumbo que actualmente sigue China. Sin embargo, la postura nacional en este sentido ha sido todo lo contrario con consecuencias nefastas. Se ha abandonado la red construida, retrocediendo el número de kilómetros de líneas y de estaciones, mientras se despilfarraba en megalómanos proyectos alejados de las necesidades reales. Aquí tenemos el ejemplo del AVE y la Estación de San Antonio de la Vega, colocada en “la nada” sin beneficiar a nadie y desatendiendo la tradición ferroviaria de Utiel, que es el punto desde donde se podría haber proyectado de una manera más correcta. Mientras, la línea histórica agoniza ante la dejadez en inversiones, con trenes anticuados que desalientan su uso dirección a Valencia, agudizándose el problema si queremos ir a Cuenca o Madrid. Este 2021 el tramo Cuenca-Utiel se ha cerrado “provisionalmente” ante su escaso uso y complicaciones técnicas. Una crónica de una muerte anunciada, pues la falta de inversión durante décadas hacía inevitable esta situación.


Es trágico como al Mundo Rural se le priva su opción al transporte público, y este es punto clave si queremos combatir la despoblación. No obstante, la terrible situación actual está permitiendo visibilizar el problema. Estamos ante toda una oportunidad para la movilización política y ciudadana en defensa del desarrollo de un tren digno, para que no sea un lastre sino un motor económico. La posibilidad de que cambie la situación está en las manos de todos, trabajemos en ello. 

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