Aire, pascuas y monas

Domingo de Resurrección, Semana Santa, pascua de monas y pandemia. 

Agitamos bien el cóctel y...¡tachán! nos sale, un año más, algo diferente con sabor extraño, sin amigos, sin familia, prácticamente solos y por supuesto para los cristianos sin pasos, sin calle, con una devoción interna como todo desde que llegó el Covid, ese que tendría en nuestro país dos o tres casos aislados.

Nos toca vivir así, entre las ganas de respirar y la moral apabullante de la responsabilidad.

Estos días se sale al campo, una opción sobresaliente en los tiempos que corren, se ha vuelto a las pascuas de hace 30 años, un merendero, mesas y sillas, una tortilla de patata, la comba y la mona para merendar, todo un oasis de placer sobre todo para los más pequeños de la casa, quizás esa sea la parte más positiva, el núcleo familiar que comparte tradiciones casi olvidadas.

Acecha la cuarta ola, cargada de incertidumbre, si será tan dura como la última o llevadera sin demasiados cambios. Tras más de un año las condiciones de vida nos marcan el camino.

Hace falta aire, optimismo y confianza, esa que se escapa muchos días por el temor a lo que vendrá.

Hoy es domingo, todavía quedan pascuas, todavía quedan monas y siempre queda esperanza, en medio del caos y de esa fatiga pandémica que cada uno lleva a su manera.

Nuestra comarca tiene parajes idílicos en plena naturaleza, además de maravillosos restaurantes para saborear una magnífica cocina, bodegas que guardan el mejor saber hacer de nuestra tierra, pueblos con rincones y arquitectura para visitar y por supuesto siempre está el aliado Netflix para los que encuentren su aire en casa, frente a una serie o una peli.

Aire, aire para respirar, el deseo de una normalidad lejana de la cual muchos ya ni se acuerdan.

Feliz domingo a todos, con distancia, con mascarilla y si es posible, con mucha alegría que todavía quedan “pascuas" y monas.