Quiero WhatsApp

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Esta semana sufrimos un revés en nuestras vidas que ha dejado en una situación de estrés máximo al mundo.


Una caída de más de seis horas de whatsapp, Facebook e Instagram, esas redes y formas de comunicación, que hace no mucho tiempo ni conocíamos y que ahora se han convertido para muchos en imprescindibles, tanto o más que el aire.

Cierto es, que en estos tiempos duros de pandemia, han sido aliados firmes y nexo fundamental de unión entre amigos, familia e incluso parejas.


La caída del otro día fue inesperada, algunos se dieron cuenta al instante otros cuando no recibían el mensaje que esperaban, otros cuando miraban las stories y no se cargaban…Al final todos fuimos conscientes que de que estábamos desconectados.


Proliferó rápidamente Telegram, que cada vez gana más adeptos, los más audaces buscaron otras fórmulas a través de sus iPhone o del clásico mail, mientras tanto Twitter resistía y servía de plataforma de información, algo que se ha ganado de forma más que merecida a lo largo de los años.

Total, que el laberinto de perder ese cable privado de comunicación tambalea los cimientos personales de los comunes humanos.


¿Qué dependencia tenemos de las redes?, ¿qué libertad ofrecen? ¿Qué privacidad tenemos?


Un innumerable listado de preguntas y de pensamientos que me llevaron a tiempos pasados y a echar la vista atrás, no hace tanto en muchísimas casas no existía teléfono fijo, no teníamos ordenador o si lo tenias era enorme . Con abrir el Windows y escribir un Word ,combinando letras Arial , cursivas y negritas éramos los más felices de la tierra. Lo de Internet era muy caro, se oía hablar de ello pero pocos lo conocían, todavía intercambiábamos notas en clase, o quedábamos 24 horas antes, a una hora para tomar café y si alguien no acudía no creíamos que hubiera pasado ninguna tragedia. Remonto más atrás, aquellos días en los que en casa se iba la luz y con las velas, que todas las madres tenían bajo el fregadero, jugábamos a las cartas o el parchís y además nos encantaba.


Algo más de dos décadas, han bastado, para vivir una revolución absoluta de la tecnología, increíble para muchísimas cosas, facilitadora en todos los trabajos, pero hoy me surgía una duda, una más, toda esta maraña de poder vernos, oírnos y casi tocarnos por redes o de forma telemática, me sugiere pensar o mejor dicho, me sugiere dudar entre: ¿ nos ha acercado a todos o quizás nos ha alejado?.


A la espera de que las redes más usadas no vuelvan a fallar, les dejo con mi duda, que tal vez también sea la suya.

Colgaré este editorial en Internet, para facilitar su lectura. 

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