​Huida al vacío

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EDITORIAL


Más allá del conflicto de España con Marruecos, más allá de todo lo que políticamente pueda suponer, de las gestiones erróneas o no, del gobierno, más allá, mucho más allá está la humanidad, la empatía, la persona que llevamos dentro.


Ayer me preguntaba un amigo: ¿Qué sientes al ver las imágenes de los marroquíes entrando a España?

Paré unos segundos para reflexionar, pero lo tenía claro y espeté lo que sentía, una inmensa tristeza, eso es, basándome sólo en personas, en niños, en bebés, en gente que busca algo mejor, que se abalanza a cruzar una puerta que espera sea la de la felicidad, la puerta de algo mejor, sin nada más que su ropa puesta, desnudos ante el mundo.


En una franja muy corta, pasado y futuro, un cruce a la esperanza con la incertidumbre o quizás sin ella, creyendo que ese paso corto les traerá lo que no tienen al otro lado.

 Encontraron unas primeras manos amigas, las de la Guardia Civil, las de voluntarios, las de Policía, que una vez más demuestran que su trabajo es velar por todos, velar por personas sin más.


Y vimos un abrazo que dio la vuelta al mundo, el abrazo de unión entre dos almas, el abrazo que unía sin fisura a España con Marruecos, el abrazo que rompía fronteras y mostraba humanos, seres como tú y como yo. Ese abrazo entre la luz y la oscuridad, metafóricamente plasmada en el color de su piel, para mí el abrazo que demuestra que hay vida, que todos nos igualamos en algún momento, que nos necesitamos, que unos estamos acomodados con la suerte de vivir sin necesidad de huir y otros solo viven para escapar del lugar donde no eligieron vivir.


Opiniones como en todo, de todos los aspectos y sentidos, algunas realmente duras, pero las imágenes que hemos visto esta semana deberían servir de reflexión, de cómo cada cual vemos con un prisma distinto las situaciones, que no es lo mismo estar en un lado o en otro, que no es igual dar que recibir o ser el que gana o el que pierde, el que cruza o el que espera.


Hoy tocaba sólo humanidad, personas y  empatía eso que dicen…es ver cómo te sentirías en el lugar del otro, pero claro esa es una de las funciones más importantes de la inteligencia y  en ocasiones está dormida, exige calma y sensibilidad, la que podría ofrecer un domingo gris del mes de mayo.

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