No sin mi mascarilla

Ayer comenzaba la nueva era, la era de la posibilidad de salir a la calle sin mascarilla.

Supongo que a la mayoría nos pasó lo mismo, mecánicamente salir de casa y poner el tapa bocas. Hace más de un año que se convirtió en algo como las llaves de casa o el mismo teléfono móvil, imprescindible y sumamente necesario. 

Al principio , incluso, una oportunidad de ser un complemento más al atuendo, dibujos, colores variados, mascarillas patrias y un larguísimo etcétera, la ilusión se difuminó con la llegada de las olas y el aumento de contagios, cuando lo más seguro era ponerse una ffp2, pues todos con ellas, por cierto sin bajarles el IVA.

Contrasta todo esto, con una semana en la podemos lucir rostro, que había muchas ganas, en la que sī hay una bajada del IVA de la luz y en la que estamos inmersos en una gran ola, la de los indultos.

Quizás demasiadas cosas para asimilar, la felicidad del destape dicen que es una estrategia del Gobierno para no ver otras cosillas que acontecen, pues tal vez sí, pero yo creo que la mayoría somos capaces de ver los desastres y las bondades de la vida.

Vine a hablarles de mascarillas, seguramente nos de miedo prescindir demasiado de ella, porque el asunto de disminución de contagios no está del todo claro, además teniendo en cuenta que el verano invita a reuniones, vacaciones, comiditas con amigos….pues eso que a saber si en quince días nos obligan de nuevo a usarla y entonces ya se ha olvidado la subida de la luz, la bajada del IVA y si me apura, hasta que es verano.

No guardemos muy lejos el remanente de mascarillas comprado, por si necesitamos de nuevo sacar artillería, pero con todo y con eso, vernos la cara está muy bien, que se nos oiga, que no podamos disimular una mueca y buen momento para volver a lucir sonrisa o por el contrario visitar al dentista para poderlo hacer, ¡dientes…dientes!

Ante todo cabe recordar que es necesaria en muchos lugares y que una vez más, los ciudadanos en una inmensa mayoría, daremos el “do de pecho" y cumpliremos como siempre con las normas que nos dictan, igual da si es pagar muy cara la luz o usar mascarilla en lugares cerrados.

¡Cuidado el virus sigue fuera, no sin mi mascarilla!