La quimera ecológica que amenaza la preservación de nuestro territorio.

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El 29 de julio se presentó la plataforma ciudadana “Utiel-Requena Sostenible”. 

Una iniciativa que nace desde la propia sociedad civil comarcal en paralelo a la respuesta crítica al nuevo modelo energético que surge en toda España, extremadamente agresivo con el entorno y que genera dudas importantes sobre su sostenibilidad real a largo plazo. 


Todos sabemos que España tiene un problema energético crónico, consecuencia de la falta de recursos “tradicionales” (petróleo, carbón, etc.), la escasa innovación y desarrollo de tecnologías enfocadas a nuestras necesidades, y una mediocre política exterior incapaz de asegurar fuentes de energía estables y económicas. Una situación que lastra la competitividad de nuestro país, tanto desde una perspectiva de la vida de las familias como de la empresa privada. 


El uso de las energías renovables, solar y eólica básicamente, se ha planteado como una solución. Efectivamente, los aerogeneradores y placas fotovoltaicas son esenciales para diversificar la producción energética, reducir la dependencia exterior y apostar por un planeta más ecológico. A todo esto, la sociedad lleva más 20 años siendo educada en las ventajas de las “energías verdes y limpias”, pero ¿nos han mostrado sus desventajas? En las siguientes líneas queremos mostrar la cara menos bonita al minar de aerogeneradores la Sierra de Utiel, un proyecto que es cuestión de tiempo que se presente. Cuya intención actual es colocar veintiséis aerogeneradores. Cinco en las cimas de las Cabezuelas, once en la “Mesa del Negrete” entre el Pico del Remedio, Negrete y Peña del Águila, y unos diez más entre Casas Royas, Tormillo y Mari Sancho. El perjuicio que generaría estas instalaciones iría en dos facetas: su impacto patrimonial-paisajístico y el deterioro medioambiental.


La Sierra Negrete es un espacio de antigua ocupación humana, que ha estado estrechamente vinculada a la ciudad. Las disputas fronterizas de la villa con el Vizcondado de Chelva entre los siglos XV-XVI (dignos de otro artículo) causaron tres acuarelas que suponen uno de los primeros casos de cartografía judicial de Europa. Además, marcaría el vínculo identitario de Utiel con su sierra, reflejado a través del culto que se impondría para esas fechas a la Virgen del Remedio. Un pasado que ha generado un patrimonio rico y variado. 


Se conservan yacimientos prehistóricos, de la Edad del Bronce y de la cultura íbera, o los mojones en piedra seca de los “Sucesos del Negrete”, muchos de ellos amenazados por la construcción de los aerogeneradores. Por no olvidar todo el desfavorable impacto paisajístico que supondría rodear el Santuario del Remedio de aparatosos y gigantescos artilugios con los que Don Quijote se aterrorizaría sin duda alguna. También sería de valorar los daños visuales que provocaría la red de evacuación energética, que dañaría el espacio agrario salpicado de viñedos y almendros a los pies de las Cabezuelas. Sin olvidar la icónica estampa del horizonte urbano de Utiel con su sierra detrás.


¿Realmente estamos dispuestos a perder el paisaje que nos define? Desde una perspectiva medioambiental, la Sierra de Utiel es un pulmón verde de la Comunidad Valenciana con una fauna y flora envidiable. Conserva algunos de los ejemplares a menor altitud de pino negral, y el Carrascal de la Umbría supone uno de los pocos vestigios de bosque mediterráneo preservado en toda la comarca.

También destaca su valor ornitológico, un habitad de multitud de aves en peligro que le ha llevado ser declarada por el Consell la Sierra Negrete como ZEPA (Zonas de Especial Protección para las Aves). Una protección oficial que debería continuar incluyéndolo en la Reserva de la Biosfera del Alto Turia los espacios protegidos por la Red Natura dentro de los municipios de Utiel y Sinarcas. Sin embargo, la construcción de las plantas eólicas arrebatará este oasis natural. ¿Realmente estamos dispuesto a destruir lo “verde” para general “energía verde”? 


Por último, es importante entender la perspectiva económica para el municipio, pues tampoco ofrece contraprestaciones reales que permitan revertir los problemas de la ciudad. Es lo ocurrido en Mira y Aliaguilla, donde los aerogeneradores no han atraído población ni ha permitido paralizar su retroceso demográfico como consecuencia de la despoblación.

Por si fuera poco, no debemos olvidar que la Sierra de Utiel tienen otras particularidades que se verían perjudicadas por los aerogeneradores. Se perdería en buena parte el carácter bucólico en plena naturaleza de las Urbanizaciones de la Casa Medina y El Hontanar. En el ámbito turístico, se verían dañados la imagen que ofrece la visita al Remedio o la rica oferta de ocio deportivo que presenta “Negrete Park”. ¿Realmente estamos dispuestos a descartar otras alternativas económicas?


El proyecto de los aerogeneradores en la Sierra de Utiel solo es un ejemplo de cómo las grandes instalaciones “sostenibles”, que están dando a luz ahora mismo, irónicamente atentan ante la sostenibilidad del territorio. Una paradoja donde para hacer más ecológicas las áreas urbanas, debemos sacrificar aquellas zonas rurales donde mejor se ha sabido combinar la actividad humana y el medio ambiente.


En la Meseta de Utiel-Requena, no se trata de un caso aislado, los planes propuestos para macroplantas fotovoltaicas suponen un impacto muy serio y perjudicial al paisaje y economía vinícola, que arrasa con gigantescas extensiones de tierras en beneficio de la desertificación (un problema igual de preocupante). 


Creo que no podemos discutir que la sociedad cada vez demandará de manera comprometida una visión más ecológica centrada en la sostenibilidad del planeta. Justamente por esa razón debemos ser críticos y conscientes de la realidad. La energía solar y eólica ha llegado y bienvenida sea, pero debemos exigir un uso responsable de la misma que revierta principalmente en las poblaciones rurales que van sufrir su lado negativo.

1 Comentarios

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Tampoco se tiene en cuenta al ag icultor que ha hecho unas inversiones, en maquinaria, y ahora llegan estos señores, le cuentan el cuento bonito, a los dueños de las tierras, se creen que van a cobrar un pastón, cada mes, y cambian el contrato y les ponen las placas. Han dejado a ese agricultor sin tierras para trabajarlas, le quedan los préstamos por pagar todos los meses, y ya no tiene los mismos ingresos. Y realmente, no les pagan casi nada, a los dueños de las tierras. Mi pregunta es, de verdad es mejor cambiar esas tierras de cultivo de cereales, queda placer verlos crecer a tender todas esas hectáreas llenas de placas solares? Es justo eso?

escrito por Montserrat De Fez Castro 31/jul/21    14:15

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