Por mi pueblo

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Se acerca de forma inexorable el tiempo de compras, regalos, detalles o amigos invisibles, la época de mayores compras del año. 

De por medio Black Friday, ese invento americano que tan buenos resultados da, si se sabe aplicar y vislumbrar las verdaderas ofertas.


En estas próximas semanas cada español invertirá una media de 150 euros en regalos o en las compras que preceden a la Navidad.

En los núcleos de población más pequeños, evidentemente también es una buena oportunidad para hacer caja y pasar a los números negros, pero aún así las nuevas tecnologías, la facilidad de desplazamiento y la comodidad de comprar desde casa, dificultan la labor de mantenerse de los comercios locales, esos que con bastantes dificultades siguen manteniendo sus puertas abiertas en los pueblos, esperando campañas como las fiestas navideñas, para salvar el año.


Aquí la labor es del usuario, del vecino, del ciudadano, pero también la del propio comerciante e incluso el apoyo de los organismos más cercanos como pueden ser los ayuntamientos.

Las campañas de sensibilización para comprar en el pequeño comercio, son y las hay numerosas y de todo tipo, pero engranar la maquinaria para que todo esto funcione va más lejos.


Necesitamos nuestros pueblos vivos, con gente, con trabajo, con servicios, necesitamos un comercio actualizado con facilidades de grandes superficies, como agilidad en cambios y devoluciones o páginas web actualizadas, también indispensable la apuesta municipal por facilitar aparcamientos, horarios, mejorar las infraestructuras, los medios de comunicación entre localidades, limpieza, que todo sea un conjunto atractivo para que nuestro pueblo, sea cual sea, se convierta en el elegido para pasear, tomar un café y por supuesto hacer nuestras compras.


Y nosotros, tú y yo, los compradores, quizás no tengamos todo lo que tenemos aquí, en Internet, pero podemos adaptarnos, si el 40% de las compras las hacemos virtuales o en grandes superficies, este año podríamos plantearnos el objetivo de bajar el porcentaje en favor de los nuestros. Es fácil, sencillo, es algo casi personal, un gesto que puede ser muy importante si lo practicamos todos.


Lo más sencillo, en cualquier acción, es la parte que depende sólo y exclusivamente de uno mismo, estar convencidos de que podemos mejorar y no sólo el comercio, si no la vida de nuestras pequeñas localidades, crear una espiral en la que todos sumemos.


Yo puedo cumplir con mi parte, lo haré con la esperanza de que dejen de desaparecer locales, tiendas o cafeterías en mi pueblo, pero también espero que el resto cumpla su cometido.

Los comercios se actualicen en cualquier sentido, algunos ya lo están y que los gobernantes tejan los elementos necesarios para que todo fluya.


Vamos a regalar a nuestra familia y amigos pero también debemos hacer el regalo de cuidar al pequeño comercio en beneficio de todos.

¡Que se enciendan las luces y comience la Navidad!

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