Fatiga pandémica frente a cuarta ola

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EDITORIAL




El término "fatiga pandémica " ha sido descrito por la OMS como la desmotivación para seguir las conductas de protección recomendadas ante la pandemia, aparece de forma gradual en el tiempo y está afectada por diversas emociones, experiencias y percepciones, así como por el contexto social, cultural estructural y legislativo".


A estas alturas es evidente que los ciudadanos, la mayoría consciente o inconscientemente, sufrimos fatiga pandémica. Rozando un año del primer confinamiento, aquel que la sociedad afrontó unida, en el que salir a las ocho a aplaudir a los sanitarios era todo un hecho de superación conjunta, en el que no existía todavía temor por perder el trabajo, en el que se disfrutaba de unos días en familia , para muchos un paraíso de sofá y tele, desempolvando juegos de mesa y convirtiéndonos en reposteros al más puro estilo "Torreblanca", consumíamos horas de videollamadas y la esperanza de "salir más fuertes" era creíble.


Un año cala, lo hace en forma de fatiga o de un irremediable "esto es demasiado". Saliendo de la tercera ola, esa que en la Comunidad Valenciana nos ha dado un revés de los que marcan, a ocho días de la supuesta desescalada y sin cesar de leer y escuchar a los expertos que la cuarta ola llegará a final de marzo.


Fatiga, miedo, responsabilidad y desesperación un cóctel de sensaciones para tomar en casa, porque cuidado con las salidas en la fase próxima de alivio de restricciones, igual disfrutamos de unas semanas que nos encierran varios meses.


Después de tanto tiempo luchando contra el virus, nuestras vidas han cambiado, nuestros hábitos, lo que hace un año era algo extraordinario ahora es costumbre y viceversa. Nos invade la incertidumbre de no ver un fin a esta pesadilla.


Nos queda el autocuidado para nosotros mismos y la exigencia de cuidar y cumplir las normas. Una lucha entre deseo y coherencia, el querer y el deber, la fatiga y la cuarta ola.


Entre la marabunta de cambios experimentados, surge una pregunta ¿somos conscientes del mordisco que la pandemia hace en cada uno de nosotros?. Podríamos ordenar grupos de personas y daños, pero cada uno lleva su cruz, unos la de la pérdida, otros la de ser positivo, muchos la del miedo a no seguir trabajando y todos, absolutamente todos, la de vernos inmersos en la peor pandemia del siglo XXI.

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