Un “Judas criticón” se presenta en las “no Fallas” de Utiel

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3. Judas 2021


La crisis de Covid 19 ha ocasionado un traumático y profundo parálisis para el calendario festivo de la Meseta de Utiel-Requena. En algunas celebraciones la pandemia puede actuar como excusa para acabar con viejas costumbres ya en retroceso, pero en líneas generales, ha servido para valorar lo que tenemos. Las Fallas de Utiel, con más de 75 años de historia ininterrumpida, están mostrando estos días su fortaleza y respaldo social. Pero a veces nos olvidamos que nuestro espíritu fallero es bastante más antiguo en Utiel. Un aspecto muy desconocido, pero a tener en cuenta.


La adaptación de las Fallas durante los años 40 supuso una renovación del espíritu burlesco y satírico de la sociedad utielana. Con anterioridad, otras costumbres mostraban este carácter, y entre ellas sobresalían los “Judas”, con un origen común a la fiesta valenciana por antonomasia.


Los “Judas” o “pelindangos” son un espectáculo que consiste en la confección, linchamiento público y destrucción de un muñeco que supuestamente representaba al apóstol traidor Judas Iscariote, pero en un sentido amplio abarca personalidades criticadas de todo tipo. Generalmente está asociado su realización al Sábado Santo y al Domingo de Resurrección, dentro de la Semana Santa, aunque el diccionario de Esteban Terreros y Pandos de 1787 recalca que también se suele quemar la víspera de San José. Este dato es sumamente interesante porque nos permite explicar el origen de las Fallas valencianas dejando atrás otras hipótesis más conocidas pero erróneas. A mediados del siglo XVIII en la Ciudad del Turia se colocaban peleles colgados en medio de la calle de ventana a ventana, o pequeños tablados colocados junto a la pared, sobre los cuales se exponían a la vergüenza pública uno o dos muñecos, los célebres “ninots”, alusivos a algún suceso, conducta o personaje censurables. Se trata de una costumbre idéntica al concepto de los “Judas” continuado hasta la actualidad en otras poblaciones como Venta del Moro, Sinarcas o Camporrobles, que en Valencia evolucionaría a lo largo del siglo XIX barroquizando y monumentalizándose su realización a la vez que se sincretizaba con el fuego purificador de las hogueras de San José.


En Utiel, por su parte, los llamados “Judas pelindangos” llegarían a tener un notable protagonismo en las celebraciones de Semana Santa hasta la Guerra Civil, cuando se paralizó abruptamente su realización y cayeron en el olvido. Sabemos por distintas fuentes que los muñecos se colgaban con vencejos de lado a lado de la calle, hechos grotescamente con paja y vestidos de cualquier modo con ropa vieja. Se les ponían carteles con críticas y frases que aludían a la justicia popular, en ocasiones denunciando a los tratantes de vino con el grito “Por no pagar el vino”. En la mañana del Domingo de Pascua se veían hasta ocho ahorcados colocados por vecinos y familias de los distintos barrios, acompañados por los toques de Gloria de las campanas. La mayoría se dejaban varios días expuestos y luego se quitaban, pero el judas del Barrio del Castillo se guardaba para ser quemado en el Entierro de la Sardina, mientras aquellos expuestos en la “vuelta de la procesión” eran apaleados por los niños y quemados por las mujeres. Curiosamente, los lugares donde ardían los judas serían luego usados para la colocación de las Fallas de San Juan, Puerta de las Eras y Puerta del Sol, evidenciando una continuidad involuntaria en ambos ritos.


En definitiva, el espíritu fallero de Utiel es más viejo que nuestras propias Fallas y así lo demuestran los “Judas”. Todo un detalle a descubrir de nuestra particular identidad fallera.


Por esta razón, este año, para conmemorar las “no Fallas” un servidor ha expuesto un “Judas criticón” en un balcón de la Calle Bravo. Un sencillo muñeco hecho con ropa vieja rellenado de hierbas y colgado con dos carteles, el primero indicando su naturaleza (“Judas criticón para las Fallas”), mientras el segundo expone quien es y el motivo por el que es ajusticiado (“Coronavirus, es colgado por asesino”). Espero que guste mi particular homenaje, y ante todo, que sea un ejemplo para aquellos que quieran recuperar el antecedente de nuestras Fallas.


¡VIVAN LAS FALLAS, VIVAN LOS JUDAS!

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