Debajo de la alfombra

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EDITORIAL


Año y medio de pandemia, el verano en pleno apogeo, sol, terracitas, playa, piscina y todo lo que puede ofrecer un verano como este, cualquier cosa será mejor que lo que tuvimos en el verano 2020.


Esto nos crea una euforia desmedida, unas ganas de bebernos la vida a borbotones, nos hace olvidar el virus, así es el ser humano, ayudados por la inducción de un gobierno que nos ha manejado a su antojo, que nos da una de cal y una de arena, que nos barre lo que quiere de forma rápida y lo mete debajo de la alfombra, decisiones importantísimas que no dejan de pasar desapercibidas, por la irremediable felicidad que a los humanos nos supone poder salir a la playa, poder visitar a la familia o comer una paella con los amigos, cosas comunes que no tuvimos y que nos han ido dando a goteo, cada gota tapa otras decisiones, que a decir verdad, nos afectarán mucho más a lo largo de nuestra vida, que comernos un asado el domingo y echar unas risas con los vecinos.


Nos imponen la lengua, obligan a estudiar asignaturas en valenciano, se convierte en mérito para optar a trabajos como ser cirujano en nuestra Comunidad,  como si por saber o no valenciano fuese a operar mejor o con mayor destreza.


Nuestros jóvenes se encuentran sin trabajo y sin vivienda, nos han anunciado rebaja de pensiones, pero así todo a modo rápido,  sin hacer demasiado ruido, entre medias han pasado los indultos que "juraron" nunca harían.


Estareis vacunados más del 75% para agosto,  pero el desastre en la organización es caótico,  si no te ha llegado el mensaje de citación y los de tu edad están siendo vacunados, puedes ir al lugar de vacunación con un poquito,  muy poquito de suerte te vas inoculado, y si avisas a tu colega también.  


Eso sí, si eres un profesor, un policía, un guardia civil, o incluso tienes entre 60 y 65 años y te pusieron la primera dosis de AstraZeneca hace tres meses y has decidido que la segunda sea la misma, tendrás que buscar alguna artimaña o saber que no hay vacunas de momento.  Profesores y otras personas y gremios de primera línea que asisten estupefactos a ser olvidados, mendigando su derecho a ser vacunados para que la primera dosis no pierda su eficacia.


Suma y sigue, subida de luz que no habría, ley de educación que premia a los malos estudiantes,  mentiras o no mentiras. Opinión, duda o realidad.


Igual ha llegado el momento de limpiar debajo de la alfombra.

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