La vida vuelve a bailar

Las últimas semanas, con una añorada normalidad, nos han devuelto a la vida, esto es un absoluto gustazo.

Casi estupefacto de ver como todo el mundo se lanza a la calle, que no hay bar con mesa libre para cenar un sábado, que se celebra un espectáculo y da igual que sea magia, teatro, musical o danza “de los mundos desconocidos", todo lleno, cartel de no hay localidades.

¡Qué queremos salir de marcha, comer con los amigos e incluso con la familia, cuñados etc!, esto último, en la mayoría de casos es todo un deporte de riesgo.

Las ganas eran infinitas, volver a disfrutar, como dice la canción, calle, gente y mucha vida, necesidades que se nos habían olvidado, que guardamos en el cajón, con la pandemia y que por fin hemos podido sacar.

Sin olvidar, porque todo sirve de aprendizaje, que toda la fuerza reside en nuestra fortaleza como personas, nos volvemos a abrir paso en lo cotidiano, en lo esencial de compartir una taza de café con un amigo, la sencillez de estrechar una mano, la explosión de abrazar sin miedo o sentarte en una butaca, con compañero incluido al lado, y que te cuenten una historia desde un escenario.

Nos abrimos paso o retomamos el camino allí donde lo dejamos, con muchas ganas, con una experiencia que nos permitió saber quien estaba cerca, aunque hubiese miles de kilómetros de distancia, con quien queríamos hablar y viceversa.

Ahora con el ímpetu desbordado, quizás olvidemos algunos detalles, pero tampoco está mal querer recuperar el tiempo perdido, volver a la vida de antes, sentir que la vida vuelve a bailar.

Muchos dicen que la pandemia les ha cambiado, pero como siempre debemos buscar lo positivo, el cambio puede haber sido a mejor.

Pues esa es la invitación de este domingo , desgranar lo positivo de una situación que era inimaginable y seguir, seguir viviendo, seguir bailando la vida.